Entrevista a Balbino Fernández, Director general adjunto de la zona Centro-Norte de DEPISA

Balbino Fernández forma parte del equipo directivo de DEPISA desde 1980, cuenta con más de 35 años de experiencia en el sector. Su primer proyecto fue el pintado de la planta de Opel en Zaragoza durante su construcción. Hoy, su principal preocupación es confeccionar ofertas y gestionar proyectos de grandes clientes con los que comparte una larga relación comercial.

¿Cómo definiría la misión de DEPISA?

DEPISA en una empresa especializada en todo tipo de tratamientos, tanto anticorrosivos como de reparación y mantenimiento de hormigón, impermeabilizaciones y estratificados de fibra de vidrio, entre otras funciones para la Industria en general.

Además y desde la compra de SIASA en el año 2000, estamos presentes en el sector naval que exige un mayor grado de especialización y comporta la utilización de una maquinaria de producción específica.

¿Qué diferencias hay entre los servicios que ofrecía DEPISA hace 30 años y ahora?

Todas las que se puedan encontrar en el diccionario de la Real Academia Española. La DEPISA de aquella época era una empresa que fabricaba pintura y competía para ganar contratos del pintado de nuevos complejos industriales. Con solo un par de clientes era un jugador mediano y un accionariado muy disperso y preocupado solo por la rentabilidad a corto plazo.

La actual no es fabricante de pintura, aplica los productos más idóneos en cada caso, tiene una clara vocación de servicio con innumerables clientes en todo el mundo y un compromiso de mejora continua de su plantilla tanto en los especialistas como en la gestión de proyectos, un gran cambio que la ha convertido en líder del mercado español.

¿Qué recuerda de aquellos primeros años en la empresa?

Recuerdo los proyectos de mis inicios, la planta de Opel en Zaragoza, el Almacén de Uranio de Enursa en Salamanca, el Grupo IV de la Central Térmica de Endesa en Ponferrada y tantos otros proyectos en los que el cliente pedía el pintado de las instalaciones principalmente por estética.

Sin embargo, en los tiempos actuales la parte estética ha pasado a un segundo plano, los clientes demandan el pintado de sus instalaciones para proteger el acero. Este proceso, como se ha demostrado, es necesario además de rentable. La pintura ha evolucionado de manera muy positiva, su actual aplicación alarga la vida del acero.

¿Qué reclama el cliente a una empresa como DEPISA?

Eficacia en la resolución de sus problemas, que seamos cercanos para que nuestra actividad no sea ninguna preocupación para ellos, sino una fuente de conocimiento de las soluciones.

Confían en nosotros porque somos un modelo en la dirección de las personas que intervienen en los proyectos, a los que formamos con cursos específicos de los procesos de cada cliente, charlas de mejora continuas y demostraciones.

Un modelo también en todo tipo de tratamientos del acero, en contacto permanente con los fabricantes de pintura para participar en la búsqueda de mejoras en los productos y procedimientos más idóneos en cada caso.

Todo sin olvidar nuestra responsabilidad social en las zonas donde desarrollamos nuestro trabajo.

¿Qué es lo que más valora el cliente?

A mi juicio, valoran muy notablemente nuestra positiva gestión de los contratos, nuestra rápida adaptación a los cambios que se producen en todos los aspectos, sobretodo en el cumplimiento de plazos, la garantía de calidad y seguridad.

También creo que valoran nuestra solvencia tanto técnica como financiera. Siempre hemos cumplido nuestros compromisos, ante cualquier imprevisto somo capaces de dar respuesta para cumplir los plazos.

Además, creo que es muy importante la garantía que aportamos los trabajadores de Depisa, siempre hemos sabido trabajar sin riesgo en entornos peligrosos. Y eso, sumado a nuestro nivel de competitividad en costes, hace que seamos una opción muy fuerte en el sector.

Tras años de crisis, ¿cómo ves el futuro?

Fantástico en el sector naval, con perspectivas de 6 o 7 años de trabajo ya contratado por los astilleros. Pero gris en industria, donde no hay grandes inversiones y por ello estamos volcados en mantenimientos. Por eso, tenemos que cuidar mucho nuestro punto más fuerte actualmente: el mantenimiento de los grandes complejos industriales.